domingo, 19 de junio de 2011

ya vendrán tiempos mejores

lo observadora que creíste ser de detalles que alegran los días, hoy se confunde con la percepción de los aspectos más melancólicos de la fría ciudad que te acoge. habías escuchado (incluso habías visto) como a veces la tristeza te agarra y los intentos de safarte de ella te hacen pensar que ante tanto fracazo ya no hay mucho que hacer. te sientes agena, incómoda, como si este no fuese tu lugar. te desesperas, sales, marchas junto a los estudiantes y gritas con una necesidad que va más allá de la convicción, te llenas de gente, sonríes y cantas, pero te desiluciona lo efímero de todo. añoras tiempos pasados, pero mantienes la esperanza de que ya vendrán tiempos mejores.
el frío te ha hecho sonreír poco este año, ni las hojas secas que pisas en el suelo ni el opaco pero deslumbrante desfile de colores que te brindan lo árboles sólo en esta época  te para los pelos como antes. las cosas han cambiado, lo sabes. te sientes sola, pero no estás sola. no estás sola, lo escuchas y te aferras a ello. pero qué importa eso, si al momento de sentir...

jueves, 16 de junio de 2011

la gran alegría

la sombra que indagué ya no me pertenece.
yo tengo la alegría duradera del mástil,
la herencia de los bosques, el viento del camino
y un día decidido bajo la luz terreste.

no escribo para que otros libros me aprisionen
ni para encarnizados aprendices de lirio,
sino para sencillos habitantes que piden
agua y luna, elementos del orden inmutable,
escuelas, pan y vino, guitarras y herramientas.

escribo para el pueblo, aunque no pueda
leer mi poesía con sus ojos rurales.

vendrá el instante en que una línea,
el aire que removió mi vida, llegará a sus orejas,
y entonces el labriego levantará los ojos,
el minero sonreirá rompiendo piedras
el palanquero se limpiará la frente
el pescador verá mejor el brillo
de un pez que palpitando le quemará las manos,
el mecánico, limpio, recién lavado, lleno
de aroma de jabón, mirará mis poemas
y ellos dirán tal vez:fue un camarada"

eso es bastante, esa es la corona que quiero.

quiero que a la salida de fábricas y minas
esté mi poesía adherida a la tierra,
al aire, a la victoria del hombre maltratado.

quiero que un joven halle en la dureza
que construí, con lentitud y con metales,
como una caja, abriéndola, cara a cara, la vida,
y hundiendo el alma toque las ráfagas que hicieron
mi alegría, en la altura tempestuosa.

neruda.-

martes, 7 de junio de 2011

de fuerza y vejez



algo hay en ellas que me dan ganas de tenerlas entre las mías.
quisiese poder acariciar su aspecto áspero, recorrer con mis dedos cada una de sus marcadas lineas. entre la tierra que las cubría se podían ver escondidas aquellas manchas de mano de anciano.
no sabría explicar por qué, pero por extensos minutos no pude dejar de mirarlas. quizás me impresionó la mezcla de vejez y fuerza que había en ellas, no lo sé.
eran grandes, hinchadas de tanto esfuerzo. sus uñas estaban sucias, trizadas.
 -qué preciosas las manos de obrero- pensé.